Ha nacido el hijo de Texteardo y Tecladina. Los familiares y amigos se arremolinan alrededor de la cuna del recién nacido.
AMIGA
No hay quien niegue que este pequeñín es hijo de ustedes dos.
TEXTEARDO
Pues, si lo dices por la carita, creo que todavía no se parece a nadie.
AMIGA
Lo digo por los pulgares. ¡Mira que clase de pulgares! No se puede negar que es hijo de dos texteadores.
Todos miran al bebé que tiene los pulgares más largos que los dedos índices. El padre, amorosamente, le pone en sus manitas al bebé un móvil, y el bebé, instintivamente, comienza a textear.